lunes, 25 de febrero de 2013

EL CADAVER
 
CLASIFICACION DE LOS CADAVER
 
Grupo I: cuando los causas de la defunción representa un riesgo sanitario, tanto para el personal funerario como para la población en general, tales como: carbunco, cólera, rabia, peste, contaminación con productos radiactivos,   y aquellas otras en los que en su momento por razones de salud pública lo estime la autoridad competente.
 
Grupo II: personas fallecidas por cualquier otra causa no contemplada en el grupo I.
 
Restos Cadavércos: lo que queda del cuerpo humano, una vez transcurridos los 5 años siguientes a la muerte.
 
Putrefaccion: proceso de descomposicion de la materia organica debido a la accion sobre el cadavér y fauna complementaria.
 
EL DIAGNOSTICO DE LA MUERTE COMO NECESIDAD
frente a la muerte real, hay que traer a colación la muerte aparente, hoy integrado bajo el termino de catatonía, y en otro tiempo más conocida como catalepsia, es una situación en la que aparentemente desaparecen las funciones vitales esenciales (circulatoria, respiratoria, nerviosa), pudiendo suceder en situaciones diversas, por alteraciones del sistema cardiovascular, nervioso, o en casos de asfixia, así como también como estados infecciosos, tóxicos, a veces inducidos por medicamentos (en este sentido hay que evaluar muy bien los efectos de la morfina en el organismo, “efecto mórfico”, incrementándose el riesgo con los cambios de turno del personal hospitalario.
 
INTERVENCION MEDICA
El Diagnóstico de la Muerte, con absoluta certeza, conlleva no pocas veces una enorme dificultad, más aún en las primeras horas. No obstante el requerimiento del médico en este ámbito es relativamente reciente, situándolo en torno a los comienzos del siglo XIX. Así “se apacigua el miedo a la muerte aparente y aparece la figura del médico como fiscalizador, como quien comprueba y diagnostica la muerte.
 
 Y es que el tanatodiagnóstico (thnatos, muerte) ha de ser hecho correctamente, minuciosamente, siguiendo al mismo tiempo unos plazos, en atención a las modificaciones que se dan en el organismo por la evolución del estado de vida (bios) al de cadáver (necros), que, salvo casos especiales, han de ser respetados con rigor, al margen de otras formas de entender la muerte, que ahora, por varios motivos, no van a servir de comentario (así, muerte cerebral).
 
Diagnostico científico de la muerte: signo de muerte no es prueba de muerte
En el establecimiento de la muerte, en su aproximación diagnóstica, habrá que considerar por una parte el cese de las funcionales vitales (respiratoria, circulatoria, cerebral) y por otra la observación de los fenómenos cadavéricos (cambios bioquímicos en el cadáver que cursan con enfriamiento, deshidratación, acidificación, y descomposición).
La causa inmediata de la muerte, hay que buscarla dentro de graves perturbaciones del llamado trípode vital, esto es, corazón, aparato respiratorio, sistema nervioso central, al tratarse de sistemas indispensables para el mantenimiento de la vida, siendo el primer órgano que sucumbre, primum moriens, el cerebro . Y también desde el punto de vista de muerte general se dice que el corazón.
 
La única prueba de certeza absoluta de muerte es la descomposición cadavérica, la putrefacción, procesos destructores del cadáver (autolisis), que en condiciones ambientales normales no aparece no antes de las veinticuatro horas (como muy pronto), cuyo exponente inicial suele ser la mancha verde abdominal (por acción del ácido sulfhídrico por putrefacción de los tejidos, siendo más precoz en la fosa iliaca derecha, por ser en esta localización más abundante la flora microbiana); en general hay que esperar más de treinta y seis horas para su observación, plazo siempre muy ligado a las condiciones del medio ambiente, tanto que la temperatura elevada acelera la putrefacción y, en cambio, el frío la retrasan, a veces en varios días.
 
 
 
 
 
 



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